lunes, 27 de enero de 2025

Tajo del Abanico, Ronda

Este es un corto y sencillo paseo, aunque la magnitud del paisaje, especialmente dentro del cañón, lo eleva por encima de esa consideración menor.


Ida y vuelta de algo menos de 10 kms. con escaso desnivel, casi todo él concentrado al principio.

Iniciamos la ruta ya a las afueras de Ronda, al sur del barrio de San Francisco, donde se inicia el carril que lleva a la ermita de la Virgen de la Cabeza, bien señalizado.

Lo suyo es aparcar en la urbanización que hay junto al Bar la Cuadra, muy buen sitio para comer, o tomar una cervecilla después.

Iniciamos el desvío a dicho sendero, pero inmediatamente nos tomamos a la izquierda siguiendo el GR-141 o Gran Senda de la Serranía de Ronda, que coincide con el SL-A40 hacia el Tajo del Abanico, también bien señalizado.


Al principio nos encontramos con un amplio carril hormigonado con bastante movimiento de coches, que se marca la pendiente más continua del sendero.


Luego, tras perder el hormigonado, y tras una bifurcación, que tomamos a la izquierda, entramos en una vereda mucho más agradable (camino de Sijuela), apareciendo los primeros cortados y profundos barrancos.

El camino sigue entre olivares y dehesas, aunque con las paredes a la izquierda en aumento de tamaño.

El camino se vuelve empedrado cuando entramos de lleno en la zona más poderosa del Tajo, con miradores sobre los farallones llenos de surcos por la erosión.

Llegados a una especie de pequeña plataforma, se obvia un sendero que baja, a la derecha, hacia el cauce. Por contra, tomamos el sendero que baja a la izquierda, a una parte seca del cauce del arroyo de la Sijuela.


Este sendero avanza en curva unos metros.


Así, entre los tajos, llegamos a la cueva del Abanico, frente a la cual avanza como la proa de un barco uno de los cortados más llamativos, formado por una asociación de rocas sedimentarias (areniscas y conglomerados sobre todo) conocida como molasa.








Para comprender la dimensión real del cañón, baste esta foto.

El sendero sigue bastante más allá, hasta Alpandeire. Nosotros lo dejamos ahí, y volvemos para buscar un buen lugar para comer algo, en la zona de olivares.