sábado, 21 de julio de 2018

Pirineos 2018, una travesía peculiar

Fue la de este año una travesía, como poco, peculiar. Acostumbrados a cumplir, más o menos, lo previsto, este año todo se torció desde el principio, básicamente por los efectos de la dureza del invierno, coincidentes con nuestra pretensión de hacer una transversal por todo lo alto de las cabeceras de los valles de Venasque, Lis, d´Astau y les Gourges Blancs.

Quizás no era el año, porque para quién no conozca esta agreste zona del pirineo francés hay que decir que se trata de la que tiene los valles más profundos, y las dorsales más salvajes entre ellos, lo que complica bastante, ya en condiciones normales, ese tipo de proceder.



Subir y bajar estos valles para pasar de uno a otro tampoco es una alternativa razonable cuando se va cargado de peso; desniveles que van de los 1.500 a los 2.000 metros convierten esta otra alternativa en desaconsejable, si se pretende hacer travesía de varios días.

Quizás no era el año.

Encontramos cabañas fantasmas, caminos históricos destrozados por la nieve, puentes imposibles, vadeos con necesidad de reflexión previa,..... senderos GR con cuerdas para poder sortear la desaparición de un tramo del mismo e, incluso, desvíos oficiales, formalizados y balizados, de dicho GR, por peligrosidad manifiesta (some people have slipped and died).






En fin, si lo completamos con que sólo estuvimos en uno de los refugios previstos, que intentábamos ir al oeste, y terminamos yendo al este, y que salimos por dónde entramos, necesariamente se concluye con que este año la travesía pirenaica ha sido peculiar.

Pero la montaña nos regaló la posibilidad de disfrutarla, de hacerlo con amigos, y de sentir su inmenso poder, que también es necesario, de vez en cuando, para no olvidarnos de dónde estamos.

Y la despedida, con el paso de ese puerto de Venasque con nieve y niebla, nos dejó un buen sabor de boca, repasando los lugares mágicos.


Como siempre, puedes pinchar el enlace de cualquiera de los días, o empezar por el primero, y al final del mismo pinchar el enlace del día siguiente.

Día 1

Día 2

Día 3

Día 4

Día 5

Pirineos 2018_Día 1 - Subimos, de nuevo, el port de Venasque, para ir al refugio

Pirineos 2018_Día 1 - Subimos, de nuevo, el port de Venasque, para ir al refugio

Ese refugio, pequeño, adosado a un lago situado en una pequeña plataforma glaciar, al final del valle que sube de Hospice de France. Ese lugar que nos pareció mágico en 2015, y que volvió a parecérnoslo ahora, a pesar de que la subida empezó mal: lluvia fuerte, de cara, que helaba las manos, al punto de obligar a poner guantes a la carrera.



Así se veía, o mejor dicho no se veía, la dorsal en la que se abre el portillón, esa brecha imposible que da cómodo paso a Francia. Ese lugar de paso de refugiados y partisanos, histórico. De gentes que iban de un lado a otro.


Así se veía en 2015:


Ahí la brecha, a casi 2.500 metros de altitud.


Pero si que pudimos medio ver, al menos, el magnífico lago del puerto, allí, pegado a la ventana de nuestro minirefugio (Enlace a entrada de 2015)


Tan pequeño que, para alojar a algo más de público, montan esta tienda entre los persistentes neveros.


Algo se abrió la última hora de la tarde, y permitió mirar hacia el puerto.


Y despedirnos con este extraño simulacro de arco iris a las puertas del refugio.

Día siguiente

Pirineos 2018_Día 2 - Tratando de llegar al cirque de la Glère

Pirineos 2018_Día 2 - Tratando de llegar al cirque de la Glère


Dicho así, puede parecer una exageración, pero la bajada desde Venasque, y el cómodo chemin de l´Imperatrice, que evaluábamos en cuatro o cinco tranquilas horas terminó consumiendo diez, con subidas acumuladas de 1.400 metros y bajadas acumuladas de 2.000, además de que al no tener tiempo de continuar a Maupas, o encontrar alternativa para dormir en la Glère, nos vimos obligados a bajar, y bajar, para llegar a Luchon, gracias al apoyo en la carretera de un alma caritativa.

Va la historia.


Pronto el día se fue cerrando, aunque la única consecuencia fue la niebla, persistente.


El idílico Chemin de l´Imperatrice.




















Idílico hasta que el primer barranco a la izquierda nos dejó claro que por ahí no se pasaba. El camino destrozado, y un vertical e inestable nevero ocupando su lugar.




La decisión fue regresar, bajar a Hospice de France (dónde cayeron algunas cervezas), y afrontar la subida al circo de la Glera por su subida natural.



Muchas de las infraestructuras que tienen que ver con el agua han sufrido este duro invierno.


Así que toca remontar por espesos bosques, de empinadas laderas.


Pero llegamos a la Glère. Nada se veía de las alturas, no encontrábamos la cabaña en la que pretendíamos dormir, y era bastante tarde. Así que, lo dicho: vamos a bajar, y allí pensaremos cómo recomponemos esto.

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Pirineos 2018_Día 3 - Subimos por el valle d´Oô

Pirineos 2018_Día 3 - Subimos por el valle d´Oô

Fue éste un día raro, y de toma de decisiones. El día anterior se había torcido bastante, y habíamos tomado contacto con los efectos del invierno, incluso a media altura.


Otra subida potente, con sucesión de amplias plataformas de cuencos glaciares, con sus respectivos lagos, y sus respectivas paredes entre unos y otros.


El lac d´Oô, la primera de ellas.


La última pared hacia el lac du Portillon, cuando llegamos a Espingo.

A dos tercios de la subida al lac du Portillon, decidimos parar en Espingo, para comer algo, abrir el mapa, y tomar decisiones. Ir más allá suponía afrontar la parte más agreste de la travesía, con muchos kilos en la mochila y las informaciones sobre los desastres del invierno.


En dos minutos se puso así, y terminó aún peor. Había anuncios de tormenta. Lo que faltaba.

 Así que decidimos quedarnos en Espingo, cambiar el plan y tirar hacia el este, en lugar de al oeste. Mañana tocará GR 10 para poder hacer la transversal entre dos valles.

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Pirineos 2018_Día 4 - El GR 10 entre L´Espingo y Super Bagnères

Pirineos 2018_Día 4 - El GR 10 entre L´Espingo y Super Bagnères

Afrontábamos esta etapa como lo que era: un pateo sube y baja por el GR 10 francés, que nos llevaría a la alternativa de regreso que habíamos decidido, ante la eventualidad de los hechos.


Saliendo del refugio de Espingo. Temprano, porque como se demostraría después, ese sería el único día en que nos arreó el calor.

El primer collado, la Hourquette des Hounts-Secs. No era el final, ni mucho menos.


El sendero cogía altura rápidamente..... Abajo, el lac d´Oô.



Aquí se podía ya ver parte de la sucesión de collados que íbamos a tener que ir sorteando.

Como ya hemos adelantado, la complicación de las transversales en las cabeceras de estos valles del pirineo francés central hace que el HRP circule por el lado español, y la única alternativa para evitar bajar y subir para cambiar de valle sea el GR 10, más bajo, pero que no deja de tener que ir sorteando la caída de todas las aristas que, más arriba, impiden los pasos años como el presente.


El que parecía ser el último collado.


Hasta que apareció éste, son los conocidos zigzags franceses.



Vista hacia atrás. De la base de esa arista nevada veníamos.....


En el collado del Coume de Borug, el último de la serie.


Ahora tocaba seguir el GR 10 ya por una parte cómoda, aunque aérea, por las caídas del Pic de Céciré. Pero fue que no: como ya dijimos, el GR 10 ha sido modificado, suprimiendo ese tramo. El personal que estaba allí efectuando las tareas del corte dijo, literalmente: some people have slipped and died. Argumento más que suficiente para hacernos aceptar la modificación.


Pero al menos pudimos no descender demasiado, y apreciar el magnífico estado, este año, del glaciar del Aneto y las Maladetas.

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Pirineos 2018_Día 5-De Hospice de France a Benasque

De Hospice de France a Benasque

Afrontábamos nuestro último día, una subida ya conocida de 2015, que hay que acometer con paciencia. Más de mil metros de desnivel seguidos, sin descanso, pero en camino bien trazado, sin ninguna dificultad.


Como todos los valles pirenaicos, éste también tiene trampa: lo que se ve allí arriba, entre la niebla, a unos ochocientos metros, no es el final de la subida. Solamente es el final del valle fluvial; arriba queda el circo glaciar, con su cuenco o cuencos situados en distintas plataformas que hay que ir salvando.


Ésta de aquí es la primera de dichas plataformas, situada justo arriba del límite de los visto en la fotografía anterior.


Al fin llegábamos al reino de las nieves, a la sensación invernal que nos había faltado en días anteriores, y que nos suponía una despedida más gustosa.




Los Boums du Port nos ofrecían la última visión. Por eso hemos vuelto aquí, porque es uno de nuestros lugares mágicos en el Pirineo.


La subida por el cascajo de las morrenas y los neveros del puerto. Foto de Jesús Neva


Los últimos repechos antes de afrontar la subida a la brecha. Foto de Jesús Neva





















Las nieblas, la nieve, y ese impresionante tajo en la dorsal configuran el puerto de Venasque.





3 horas y media después de empezar a subir (con una cervecita en el refugio, despidiendo al guarda y comentando con él algunas novedades de desastres que, sin duda, les vendrían bien a otros), cruzamos los escasos metros que esconde la horqueta, antes de empezar a bajar hacia los Llanos del Hospital.


Bajada, por el sendero de Salvaguardia, que tiene sus puntos.


Y, dado que no habíamos comido, pues un sobre seco está bien en cuanto encontramos agua con el que prepararlo.

Et c´est fini!!