lunes, 8 de enero de 2024

Camino de Santiago - Galicia

Y empiezo a andar por Galicia, la última comunidad. El paisaje cambia totalmente, y se extiende el camino por las famosas corredoiras, los bosques-galería de carballos. Sombra y frescor para el caminante.


(Pincha el enlace para ver la descripción completa)


De O Cebreiro a Triacastela

Distancia 20.800 mt.                         Desnivel + 200 mt.             Desnivel - 650 mt.

Al salir de O Cebreiro hay dos posibilidades; tomo la original, la de la derecha, que discurre a media ladera, por bosque de alerce y pino, hasta Liñares, donde se ubica otra iglesia prerrománica rural como la de ayer.

El camino, siempre de tierra salvo dos pequeños tramos de asfalto, y en general sombreado.

Después de Liñares se llega a Hospital de la Condesa, con otra iglesia que parece gemela a la anterior. Tras el pueblo se toma un sendero de tierra ligeramente ascendente que, tras pasar por una aldea de tres casas, se convierte en un señor repecho, corto pero duro, hasta el alto del Poio.

Como buena etapa gallega, hasta para bajar hay que subir. Me explico.

Hoy salí de un evidente punto alto, y tocaba descender bastante hasta Triacastela, pero eso no implica que no haya subidas intercaladas, que luego hay que bajar. De hecho acabo de subir los altos de San Roque y do Poio, donde tomo estas notas (en un bar) antes de, ahora sí, bajar definitivamente.

Este dato es importante......en las guías no se menciona ningún servicio en el alto do Poio, y hay no uno, sino dos bares, los cuales se agradecen tras el repecho final, al sol, para llegar al alto.

Desde el alto a O Biduedo el camino es una andadero cercano a una solitaria carretera, terreno abierto que el aire ayuda a sobrellevar.

Saliendo de O Cebreiro



Liñares




Se ve Triacastela




De Triacastela a Sarria

Distancia 17.800 mt.                         Desnivel + 220 mt.             Desnivel - 480 mt.

Hoy tocaba decidir si caminaba por Samos o por San Xil, optando por ésta última variante por la promesa de umbrías corredoiras.......y así ha sido. Salvo metros sueltos hasta Furelo, donde tomo estas notas, así ha sido.

Empecé subiendo poco a poco un estrecho y sombrío valle por una corredoira muy espesa. El ascenso es suave hasta A Balsa. Al salir del pueblo un fuerte repecho me mete en un carril asfaltado que asciende de forma continua hasta San Xil.

Sigue después este carril, empinándose algo para culminar la subida- Allí, en el alto, una corredoira cerrada se tira hacia abajo de forma bien rotunda. Muy fuerte hasta Montán. A partir de ahí se van enlazando corredoiras, aunque ya más abiertas. Van bordeando prados y ya se ve, aratos, el fondo del valle.

Hoy, poco que dibujar. Peor el camino es delo mejor de esta tercera tirada, muy bonito. Y solitario y silencioso.

Llego a Furelo, y allí encuentro el Café do Franco, que me ofrece cobijo para la paradiña, y algo de queso de teta.

Por andaderos paralelos a la carretera se termina el descenso a Sarria.








De Sarria a Portomarín

Distancia 22.200 mt.                         Desnivel + 225 mt.             Desnivel - 335 mt.

¡¡¡A partir de aquí, juntos!!!

Tras subir y bajar la rua Maior de Sarria abordamos una corredoira ligeramente ascendente, muy agradable, que se empina bastante para llegar a Barbadelo.

Luego sigue por el borde de prados, bastante sombreado el camino, empezando en la iglesia de Santiago, románico rural gallego con elementos de cierta calidad, como la portada y el arco interior.

Antes de Molino de Marzán desayunamos, y más tarde, en Morgade, tomamos una cervecita y estas notas, antes de acabar la serie de cuestas de hoy. Sólo nos quedaba un repecho.

Mezclando corredoiras ascendentes con carriles asfaltados pasamos por la iglesia de Santa María, concluimos la última subida tras A Pena, y empezamos la larga bajada a Portomarín, con paradiña intermedia en Vilachá.

El camino en sí ya no tiene mucho que contar, salvo la creciente visión de Portomarín, al otro lado del Miño, visión en la que sobresale su inmensa sanjuanista iglesia fortificada.



Barbadelo


Portomarín se ve a lo lejos, con el corte del Miño entre nosotros y la ciudad







De Portomarín a Palas de Rei

Distancia 24.800 mt.                         Desnivel + 400 mt.             Desnivel - 200 mt.

(Notas tomadas en Ventas de Nalón)

Hasta aquí poco que contar y nada que dibujar. Decían mis apuntes que hoy tocaba la etapa más artificial del Camino, y así está siendo.

Hasta Castromaior, andadero junto a la carretera, ascendente con repecho final. Y de Castromaior a Venda de Nalón camino separado, salvo el final. Al principio, pista al sol que sube a un alto que ofrece vistas del mar de nubes atrás, en el valle del Miño.

Tras un par de paradas a tomar cervecitas y comer algo llegamos sin pena ni gloria a Palas de Rei.

Mañana será un mejor día.


Hacia atrás, el valle del Miño entre nieblas


De Palas de Rei a Melide

Distancia 15.000 mt.                         Desnivel + 325 mt.             Desnivel - 412 mt.

Hemos andado del tirón unos siete kilómetros de preciosos camino por corredoiras, cosa que se agradece después del día de ayer. Llanas, ascendentes o descendentes, pero densas y sombrías corredoiras.

Como hito del camino, la iglesia de san Xulian do Camiño, con ábside románico.

Paramos a desayunar en el Casacon, instalación rural con encanto, y unos bocadillos de beicon magníficos.

Y así, entre agardables corredoiras de diversa forma y tipo de arbolado, seguimos subiendo y bajando alternativamente. Llegamos a Leboeiro, donde dibujo la insulsa santa María, más por mono de dibujar que por interés real en el objeto.

Hay que hacer notar, a estos efectos de los dibujos, la práctica desaparición de los dibujos de pueblos en la lejanía; ya no se ven a lo lejos, la espesura de la vegetación oculta las pequeñas aldeas hasta que aparecen, de repente, tras una curva en cualquier corredoira.

Desde ahí se acabó lo bueno. Terreno abierto, al sol de los 33º de hoy, hasta Furelos, donde cruzamos el río por su puente medieval. Una antipática y fea subida nos deja en Melide.

Pueblo muy animado. Muy bien el Albergue O Candil.

Saliendo temprano




Llegada a Melide




De Melide a Arzúa

Distancia 13.500 mt.                         Desnivel + 377 mt.             Desnivel - 447 mt.

Galicia, octubre, calor desde temprano. Una barbaridad.

El camino discurre por corredoiras y senderos en bosques. Muy atractivo, hoy también. Eso sí, apenas hay tramos llanos, todo es un sube-baja constante.

Pasado Boantes, y pasado Castañeda, sendos repechos largos, aunque sombreados. Bajamos hacia Ribadiso, aunque antes nos paramos en el bar de Manuel, aquí aislado bajo la sombra de castaños. Tomamos notas y algo más. Hemos hecho un ochenta por ciento de la etapa sin parar.

Seguimos bajando a Ribadiso, cuyo famoso albergue está aún cerrado, es muy temprano. Pero el lugar del río, el bosque de ribera y el puente medieval es muy agradable.

A partir de aquí......uf.......como ayer, pero más largo. Subida no demasiado pendiente pero fea, urbana, con tráfico intenso y calor, mucho calor.

Tomamos algo al llegar, y nos dirigimos al alojamiento. Magnífico este Domus Gallery.


En las afueras, Santa María






 

De Arzúa a O Pedrouzo

Distancia 19.300 mt.                         Desnivel + 400 mt.             Desnivel - 550 mt.

Continuamos en perfil qeubrado debido al constante atravesar de fondos de valles de pequeños arroyos. Sólo un par de repechos destacables, cortos, y siempre en la sombra de corredoiras. Desayunamos en Taberna Vella.

Llegamos a O Empalme, ya casi con quince kilómetros hechos como si nada. Tiempo de notas y cerveza.

No mucho más que contar. Hoy y mañana son días de camino, nada de patrimonio. Así que el resto hasta O Pedrouzo....un poco de todo: corredoiras, andaderos, pistas. Caminos dentro de una U tallada en el carballal.

Saliendo de Arzúa





De O Pedrouzo a Santiago

Distancia 19.400 mt.                         Desnivel + 500 mt.             Desnivel - 523 mt.

Hoy llegaremos a Santiago.

Al igual que ayer, el camino consiste en caminar por un túnel vegetal en el que se suceden corredoiras por el carballal con senderos por bosques de altos eucaliptos. La verdad es que resulta un goce tremendo andar por estos lugares, hoy acentuado por el ambiente nublado y húmedo, más propio de estas tierras.

Pasamor pequeñas aldeas, y circulamos ya junto a la valla del aeropuerto. No obstante, ni siquiera la cercanía de esta gran infraestructura cambia el paisaje; seguimos andando por un túnel vegetal.

Tras bajar moderadamente a O Amenal subimos un repecho, que luego se convierte en suave pendiente, por la que llegamos a desayunar a San Paio.

A partir de este pueblo, asfalto. Carriles asfaltados o andaderos junto a pequeñas y desiertas carreteras nos bajan a Lavacolla, lugar de aseo tradicional de los peregrinos, que en su río lavaban ropas y a sí mismos, antes de entrar en Compostela.

Subimos al Monto do Gozo, cinco kilómetros que empiezan en largo repecho, y continúan en suave subida.



A lo lejos, el final del camino. Ninguna prisa.




Ya no escribí, ni dibujé, hasta llegar a Santiago, al alojamiento. Bajando del Monte do Gozo a la ciudad, ya por vías urbanas, paramos a tomar las últimas cervezas del Camino. Fue curiosa la falta de prisas en aquel momento; muchos, la mayoría, aceleran el paso para llegar. En cambio, mi sensación fue que algo bueno se acababa. Realmente, lo interesante es el camino, ni siquiera tuve ganas de dibujar en Santiago, no tengo dibujos de la catedral.

Pronto me propondré otro camino, otro comienzo con su correspondiente sucesión de días.




 Qué pensé, que sentí, qué eché de menos.

Pensé que para ser el final del Camino, ponen demasiadas pegas a los bultos en la entrada a la Catedral. A ver, si vienes desde cientos de kilómetros atrás, no pueden pretender que vengas con una mochilita de 20 litros, que es el máximo permitido.

Pensé que, para ser el lugar tradicional de acceso a la Catedral, impedir a un peregrino que ha caminado hasta aquí cientos de kilómetros fotografiar el Pórtico de la Gloria no es más que la expresión del negocio que la iglesia tiene montado alrededor del Camino. Es prioritario vender postales, o cobrar Certificados a permitir al peregrino, al de verdad, entrar con su equipo, terminar dignamente su caminar, tenga éste el motivo que tenga.

Pensé que Santiago tiene montado un buen parque temático en parte del centro, y que comprendo el hartazgo de vecinos respecto del ruido, las voces, los cánticos.....los grupos de turistas disfrazados de peregrinos. Puedo dar fe de que hay multitud de grupos, bien británico-estadounidenses, bien de jovencitos cristianos, que van todo el camino haciendo ruido, hablando alto, cantando, con música fuerte; es fácil imaginar la que arman al entrar en Santiago.

Y tras pensar todo eso me quedé con la magnífica experiencia del camino, con las personas que he conocido, con los lugares, los senderos.

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