miércoles, 17 de enero de 2024

Camino de Santiago - Navarra y La Rioja

Bueno, llegó el momento. Recuerdo ahora que durante el Camino en bici de 2003 pensé, en varias ocasiones, que quería repetir el Camino, pero de forma más pausada, andando quizás. Ya ves, en la vida no hay que tener prisas, tan sólo paciencia y perseverancia.

El camino en este tramo navarro y riojano es un continuo de transición entre el ecosistema, el paisaje y el clima pirenaico al castellano del siguiente tramo. Pero recuerdo ahora que fue pletórico empezar a andar junto a la Colegiata, y pasar enseguida por ese primer rótulo "A Santiago.....", que tanto se repetiría a lo largo del camino.

Fui un dia que acompañó en todos los sentidos, también en el meteorológico, porque salir de Roncesvalles con esa lluvia fina, vertical, sin aire, tan consecuente con el lugar, fui increíble. Dos días estuve andando bajo esa lluvia, bajando de los montes a los llanos, dos de los mejores días de todo el camino.


(Pinchar el enlace inferior para ver el texto completo)



El día -1

Roncesvalles

Hoy ha sido un día necesario, pero raro. Claro que hay que subir de sur a norte, de punta a punta, pero ha sido raro: pasar de la compañía a la soledad de estos próximos días; de la inactividad de hoy a la actividad a partir de mañana; y del cálido sur al otoño meteorológico adelantado que encuentro en Roncesvalles.

Las pocas horas de luz que restan en este día gris las dedico, en primer lugar, a subir parte del hayedo de la Ibañeta, para entrar en Roncesvalles por el norte, como ya hice en 2003. Piso el Camino Francés, entro en la Colegiata, bajo hasta la iglesia de Santiago y el Silo de Carlomagno, y veo, piso, el inicio del Camino, con la señal conocida al fondo: Santiago, 790 km. Esto pasos los repetiré mañana, y serán los primeros de muchos más.

Hago unos dibujos rápidos, abajo la llovizna, y luego, regreso a la habitación, y tomo estas notas, reestudio la etapa de mañana, y me tomo una cerveza antes de cenar.

Por cierto, cuestiones logísticas. Casa Sabina resulta ser un lugar cálido, en todos los sentidos, y acogedor, bien dotado.

Mañana, más.


De Roncesvalles a Zubiri

Distancia 21.500 mt.                         Desnivel + 413 mt.             Desnivel - 828 mt.

Roncesvalles, antes de salir

Algo me llama poderosamente la atención, ya desde el principio, y no es otra cosa que la mayoría abrumadora de extranjeros haciendo el Camino. Mayoría. El asunto llega al punto de que los hospitaleros de lugar tan significado como el gran albergue de Roncesvalles sean holandeses. Muy curioso.

Por el Camino

Es de noche aún, 7.15 de la mañana. Desayuno y me pongo en marcha. Sigue lloviznando, esa lluvia fina tan propia de los bosques pirenaicos.

Hasta Burguete el Camino es de gravilla compacta, y discurre por un tupido hayedo, lo que atempera la potencia creciente de la persistente lluvia.

Atravieso Burguete por la calle-carretera, y tomo el desvío del Camino a la derecha. El Camino se torna, ahora, pista asfaltada, y discurre por terreno abierto; se nota la lluvia mucho más.

En breve, vuelve a penetrarse en el bosque caduco, y se toma el camino de Espinal. Desde el pueblo, enseguida, se afronta la subida del alto de Mezkiritz, breve y tendida. Tras las vistas abiertas desde el alto, la bajada continua por bosque cerrado, camino muy bonito.

Así, con tramos de descenso pronunciado, a ratos empedrados, llego a Viscarret, fin de la primera etapa según el Codex Calixtinus.......para mi, sólo la mitad del día. Me paro en el Bar Juan a tomar un vino, y aprovecho un descanos de la lluvia para tomar notas.

Toca ahora afrontar el alto de Erro, Desde Lintzoain la subida es potente, aunque corta, por sendero ancho. Luego, sigue un camino muy largo por el hayedo, y totalmente llano, hasta que se toman las rampas finales que llevan al alto.

Más feo no puede ser.......con lo bello que es entorno. Abierto, despejado de árboles y, encima, con la presencia de la carretera y numerosos coches parados. Paso de comer ahí.

Bajando un poco el sendero vuelve a llanear. Adelanto a grupos de personas, y pienso que el Camino es espacio más apropiado para practicar inglés que castellano; no he encontrado hoy ni un sólo grupo de castellanohablantes.

Más adelante, aprovecha un nuevo receso en la pertinaz lluvia, la aparición de un murete de piedra, y buenas vistas, y me paro a comer algo. Un poco de queso y fuet, acompañado de vino. Se tornará una costumbre esta de comer frugal a mediodía, buscando lugares especiales al final de la etapa.

A escasa distancia de Zubiri hay un par de descensos decentes pero que, ni de lejos, justifican la insistencia de todas las guías en la peligrosidad de los mismos: ni hay tanta piedra suelta, y la que hay es perfectamente evitable. Peor resultan algunos tramos empedrados con este tiempo lluvioso. Así, llego a Zubiri.

En Zubiri

Pienso, también, en cierta desubicación: por edad, claramente estos que he encontrado deberían ser mis grupos, pero por el resto de circunstancias, ni por asomo: andan mal, la gente va muy lenta, con inseguridad.

A Zubiri he llegado por el Puente de la Rabia, y justo ahí está mi alojamiento, la Zubiri Etxea. También muy acogedora, con un titular muy amable y servicial. Bien equipada.

Pongo la ropa e impermeables a secar, y salgo a tomar un café y escribir estas notas.

Pero el remate del día es que, cuando pretendo cenar, compruebo que todo en el pueblo está cerrado. Se está acabando la temporada del Camino, dicen.........Empiezo a comprobar, también, que las reglas de la asistencia tienen mucho que ver con la rentabilidad y el beneficio; total, para cuatro que vamos a andar en esta época de mal tiempo. Sin comentarios, me limité a andar cuatro kilómetros (y otros tantos de vuelta), par air a un bar de la carretera a cenar.

Transitar por estos bosques caducos, espesamente verdes, bajo la lluvia modesta en intensidad, ha sido todo un lujo, lo mejor del día, sin duda.









Viscarret, el primer pueblo del Camino


El puente de acceso a Zubiri


De Zubiri a Pamplona

Distancia 20.400 mt.                         Desnivel + 476 mt.             Desnivel - 566 mt.

Zubiri, antes de salir

Como el día se presenta lluvioso sin descanso, y eso supone que habrá pocas paradas, salgo tarde. Además, la etapa hasta Pamplona es algo más corta, y sin repechos significativos, aunque presenta un perfil de constante sube y baja.

Así pues, leo un rato, voy a desayunar al afamado Casa Joaquín, escribo estas notas, y salgo sobre las 9. Esto no se repetirá.

Por el Camino.

¡Vaya camino feo que inicia la etapa de hoy! Tal como sale de Zubiri se abre el valle y aparece la macroinstalación minera que se ha adueñado del mismo; de hecho, toca bordear su inmensa superficie mediante cuestas asfaltadas. Al bajar, al menos el valle, que sigue igual de abierto, está más limpio, aunque ya asoma en lontananza la nueva compañía del caminante: el zumbido que provoca la carretera, aunque de momento se mantiene invisible.

Se sube a la Abadía de Eskirotz, y se afronta la parte más atractiva del camino de hoy, al menos por el momento: la bajada y llaneo a Zuriain, de nuevo por bosque caduco cerrado, y con el rumor del agua tapando del zumbido de la carretera. llegado a Zuriain, encuentro el bar, el único que hay, pero de lleno que está decido pasar de largo. Por contra, llegando al entrono de Zabaldica encuentro un banco de piedra techado (sigue lloviendo) y escribo estas notas, a la vez que como algo.

Traslado aquí el pensamiento que he desarrollado tras el frustrado encuentro con el bar. Los humanos de este país nos las apañamos para destrozar nuestro entorno, mayormente en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado. Cada uno a nuestra manera, y todo justificado en el progreso, que ya vemos a dónde nos ha llevado en ciertos temas.

Allí abajo la excusa fue el turismo, aquí la industria. Pero siempre salvaje, sin respeto por el medio en que se insertaban. Detrás de todo, la avaricia de unos cuantos y el consentimiento cómplice y participativo del poder.

En fin, tomo el vino, dibujo, y sigo , que me espera la primera gran ciudad.

No ves la que tiene que organizar el Camino para llegar a Pamplona........como el valle sigue ocupado por carreteras, industrias humeantes y ruidosas, y todo tipo de iniciativas igualmente edificantes, el Camino afronta una buena subida -aunque corta- por una loma lateral, y a partir de ahí sube y baja hasta Villava.

De Villava a Pamplona resta un continuo de barriadas y avenidas que pasan, también, por Burlada, y en las que la flecha amarilla sobre campo azul es el símbolo más buscado en lo que parece un juego multitudinario de las pistas.

(Hago aquí un inciso para hacer referencia a la Trinidad de Arre, que se me olvidaba. Bueno, un ábside románico de tantos, que no debe gustar ni a sus propietarios, a juzgar por la fealdad del retablo que le han adosado por el interior; mejor, sin duda, el puente anejo).

Bueno, volviendo a la señalética. La gente se tira al Camino sin la más mínima preparación, confiando en la profusión de señales, rótulos e indicaciones que suele encontrarse casi siempre. En general, el Camino era obvio hasta ahora: senda norte-sur, con escasas bifurcaciones bien señalizadas. Pero al llegar a las afueras de Villava, con más de siete kilómetros por delante, empieza a faltar señalización, según el criterio de la mayoría. Me explico. Si sabes hacia dónde debes ir, y la orientación del Camino en cada momento, resulta bastante obvio, pero a parte del personal le falta una indicación en cada cruce, cada rotonda, cada esquina. Y por más que les explico que sólo se señaliza el Camino cuando hay un desvío, la protesta sigue siendo generalizada.

Así, me encontré a varias personas dando vueltas, quejándose, pero de esta manera topé con una brasileña, una italiana y finalmente, un alemán, muy simpático y hablador, pero que no ocultaba su inquietud por saber en todo momento si llevábamos el camino correcto a Pamplona.

(No lo sabía entonces, pero ahora sí lo sé: este alemán sería mi única relación estable durante varios días, porque aunque yo prefería andar solo, y así lo continué haciendo, este hombre me buscaba al final de las etapas (cada día me preguntaba hasta dónde caminaría) y gustaba de charlar, tras la cena, tomando una copa de vino. Finalmente, me enteré que solía caminar con un danés, pero aquel era más bien callado, y no gustaba del vino, sino del whisky, del que al parecer trasegaba bastante cantidad cada noche).

El caso es que hicimos el final del Camino juntos, lo que resultó toda una excepción en mi solitario caminar. Hablamos de montaña, de orientación, y esto debió tranquilizarle, porque pronto empezamos a hablar de comida y, sobre todo, de vino. No se me despegó hasta llegar a la misma perta de su albergue, cuya dirección me espetó, educadamente, nada más entrar en Pamplona, con la evidente intención de que le acompañara al mismo.

Una vez dejado el ciudadano alemán en su albergue, y dado que el mismo se encontraba junto a la Catedral, decido visitarla, con mi precio especial de peregrino.

La Catedral.....bueno, entré por el precio especial, y porque creo que nunca había entrado. Gótico normalito, con fachada muy posterior y mucho barroco en los retablos. Pasé al claustro, donde me llamó la atención la muy bien conservada cocina, con su elevación espectacular de base octogonal sobre pechinas.

Luego, me tomo una cerveza de camino al alojamiento de hoy. Y me dediqué a la limpieza del pantalón y secado de botas, antes de salir a ver la iglesia de san Sernin, o san Saturnino, ejemplo gótico de mayor calidad.


Eskirotz


Larrasoaña

Acceso a Pamplona




De Pamplona a Puente la Reina

Distancia 24.000 mt.                         Desnivel + 337 mt.             Desnivel - 417 mt.

Escribo en Puente la Reina, al llegar

Hoy ha sido un día largo, lo que en parte ha sido provocado por el hecho de que el pie derecho, que esto dos dias se ha mojado bastante, tiene zonas reblandecidas que han molestado bastante en este terreno tan irregular.

Salí de Pamplona temprano, con idea de avanzar antes de desayunar, costumbre que se irá imponiendo en días sucesivos. Afronto, pues, la subida a Cizur Mayor, dónde desayuno un magnífico bocata de beicon y un café. Energía.

A partir de ahí comienza una larga y constante subida, verdad que con pocas pendientes serias, peor un poco jartible. Al fondo, la loma donde se asienta el Alto del Perdón, al que se llega acompañado por el zumbido de los aerogeneradores.

Arriba hay una extraña combinación de estos molinos modernos con la serie de esculturas de homenaje al peregrino. Y amplias vistas de todo alrededor, aunque el intenso aire invita a comenzar el descenso cuanto antes.

Baja la pista de forma más acentuada que la subida. Es incómoda y larga. Cuando se nivela, después de varios kilómetros, se vislumbra Uterga. En el albergue hay mucha gente comiendo, mucha animación.

De Muruzábal y Óbidos, nada que mencionar: pueblos desiertos a las tres de la tarde, hora en la que, por cierto, empezaba a hacer calor. Sólo reseñar que hay una corta pero intensa cuesta para acceder a Óbidos.

Poco después llegué a Puente la Reina. Visité la iglesia del Crucifijo, y me senté en su entorno a dibujar y comer algo, antes de alojarme.

Saliendo de Pamplona al amanecer


Zariaquegui

El alto del Perdón

Uterga


Llegando a Puente la Reina




De Puente la Reina a Estella

Distancia 21.600 mt.                         Desnivel + 558 mt.             Desnivel - 516 mt.

Salgo de Puente la Reina algo tarde, por tener que esperar a que abriesen los comercios.

En Mañeru

El Camino empieza cruzando el famoso puente que da nombre a la localidad, y sigue llaneando entre campos y paisaje abierto. Al ver una pared rocosa empieza la subida a Mañeru, por una pista de buen pisar, pendiente moderada excepción hecha de un par de repechos, y sombra que ayuda bastante en días que son, cada vez, más calurosos. Es un camino agradable.

Por el pueblo se transita con la omnipresente vista de la torre de la iglesia.

Cirauqui

El camino de Mañeru a Cirauqui, atractivo siempre, puede llegar a ser mágico si las circunstancias se conjugan para ello, y hoy ha ocurrido. Prácticamente desde que se sale de Mañeru ya se ve Cirauqui en lontananza, y entre el pueblo y yo, un paisaje ondulante de cereal y viña. Cielo azul al fondo, pero velado de nubes sobre mí, lo que hace más fresco el caminar. De lo mejor hasta ahora, tras los bosques navarros.

En Cirauqui me tomo una cerveza que sabe a gloria. Y pensar que, según Aymeric Picaud el nombre de este pueblo significaba "nido de víboras"........

Por el camino

De Ciraqui a Lorca el paisaje es más monótono, monotonía sólo rota por manchones verdes que, curiosamente, siempre caen lejos del camino.

Supuestamente esta etapa estaba exenta de accidentes orográficos, pero suma más desnivela, en ambos sentidos, que la de ayer, con Alto del Perdón incluido. Sube y baja constantemente, con escasos tramos llanos, y algunos repechos inesperados, como el de subida a Lorca, pronunciado, a pleno sol.

Curiosamente, por el camino he encontrado dos puntos de asistencia: saliendo de Cirauqui, en un olivar, un tipo ofrece frutas y zumos naturales. Resulta que, no contento con el chambao que monta para ello, ha dispuesto unas mesas y sillas entre los olivos.

Pero más curioso, aún, es el segundo, en pleno cuestón de subida a Lorca. Bajo una sombra, alguien ha colocado una mesa con un termo de agua fría, un porrón de vino, y algo de fruta y cacahuetes. Nadie parece estar por allí, y sólo mediante un cartel solicitan "la voluntad".

¡Hace mucho calor! En Lorca me refugio en el albergue y me tomo un par de buenas "ambar".

Lo que resta de camino....bueno, porque hay que hacerlo para llegar a Estella. No ayuda en su consideración el calor que hacía, pero tampoco la vecindad de la autovía, que se cruza en varias ocasiones. Y tampoco el rodeo de Villatuerta, ni el prólogo industrial.

Al fin, entro en el pueblo, paso por delante del Santo Sepulcro, y visito san Pedro, que decido dibujar mañana, antes de salir.

Saliendo por el puente que da nombre al pueblo


Cirauqui desde las viñas






San Pedro, en Estella


De Estella a Los Arcos

Distancia 21.800 mt.                         Desnivel + 575 mt.             Desnivel - 546 mt.

Hoy será un día solitario. Para empezar, sólo hay un par de poblaciones de paso, y de nuevo algo de cota.

Entre los dos ramales posibles me decido por el de Montejurra, especialmente por la sombra que garantiza el bosque; ya habrá solanera suficiente cuando ambos ramales se unan y tiren, por tierras abiertas y solitarias, hasta Los Arcos.

En el monasterio de Irache

Desayuno en Ayegi, paso por la Fuente del Vino sin probar gota, y paro en este monasterio de Irache. No habrá más paradas hasta Luquín. Dibujo y tomo notas.

Todo un acierto esto de Montejurra. La subida, excepto el repecho final, y gran parte de la bajada por un encinar fresco y sombrío. Toda una alegría para un día que se anunciaba como......bueno, que hay que andarlo, pero sin ninguna gracia. De hecho, desde el encinar miraba la otra variante, la de Villamayor de Monjardín, y aún me alegraba más de la decisión tomada.

En Luquín el albergue está cerrado; menos mal que hay un bar con césped y sombra. Echo allí un rato escribiendo.

El calor ya es excesivo, y lo que resta del día no permite mucha alternativa: camino abierto, y luego pista por terrenos de labor.

En Los Arcos

¡Vaya asco de camino! Sabía que era monótono, árido, abierto, casi 11 kilómetros de camino así. Peor lo que no esperaba fue la ausencia absoluta de sombra, en un día que se puso realmente sofocante, sin gota de aire, dónde todas las tierras roturadas habían sido abonadas abundantemente, lo que organizó un auténtico congreso de moscas e insectos, además del infame olor que el estiércol ocasionaba con el calor.

Sinceramente, me llevó el buen estado físico, porque no veía el momento de llegar con esta combinación de elementos negativos.

Así llegué a Los Arcos, dónde pude constatar como una localidad que se proclama fin de etapa, y asume esa responsabilidad para con los cientos de personas que pasarán por ella cada día, se permite el lujo de cerrar toda su oferta hostelera un domingo por la noche, dejando colgados a las personas a las que ha reclamado con tal condición. No es una actitud responsable.

El monasterio de Irache

Atravesando el magnífico bosque de Montejurra



Los Arcos, a lo lejos


De Los Arcos a Viana

Distancia 18.600 mt.                         Desnivel + 452 mt.             Desnivel - 464 mt.

En Torres del Río

Hoy toca día parecido al de ayer, aunque con el aliciente intermedio de Torres del Río, aunque la segunda parte del recorrido se anuncia insufrible. En fin, es lo que hay, y eso es parte del Camino, también.

La mañana, temprano, siempre es más positiva, por lo que afronto la salida con buen ritmo y calor en aumento.

Sansol se ve pronto, pero llega tarde. Estos paisajes infinitos son una combinación de estímulo-decepción para el caminante poco avezado, aquel que se deja engatusar por una visión carente de elementos de referencia. Alientan a andar al verlos, y agotan ante la nula capacidad de aproximación.

Así paso Sansol, y llego a Torres del Río. Tomo una cervecita y dibujo la iglesia del Santo Sepulcro.

En Viana

Del resto del Camino no diré nada, porque sería repetirme sobre lo dicho de la segunda mitad del de ayer. Salvo el paso por el barranco de Cornalvo, calor, ausencia de aire, calor extremo. Así llegué a Viana, donde busco un bar, a la sombra, parada previa a ir a alojamiento.

Saliendo de Los Arcos

Sansol 

Bajando a Torres del Río


Santo Sepulcro de Torres del Río                              Entrando en Viana




De Viana a Navarrete

Distancia 22.800 mt.                         Desnivel + 386 mt.             Desnivel - 317 mt.

Escribo estas notas en el alojamiento de llegada, en Navarrete. Hoy es un día de esos en que escribo y tomo notas porque me he propuesto hacerlo a diario. Realmente, ni el Camino es ya tan atractivo como fue, ni los pueblos e iglesias son, aún, tan interesantes como lo serán.

El Camino empieza con un paisaje tan abierto como el de los últimos días, sólo que las viñas empiezan a teñirlo de verde. La mañana es fresca e invita a andar por un sendero amplio, de buen piso, a veces con tramos de asfalto.

Casi sin querer se llega a Logroño, al Ebro, que se cruza camino de la sucesión de calles que supone el tránsito de la ruta jacobea por la ciudad.

No me sale ponerme a dibujar, la verdad, así que transito por las calles y llego a la catedral, donde hago una silueta rápida de las torres que, todo hay que decirlo, quedan mejor así que reflejando su burdo detalle. Dibujo rápido y dejo hueco para escribir después.

Tras visitar, también, la iglesia de Santiago (nada memorable) tomo una cerveza y compro provisiones, retomando el Camino otra tarde que tampoco ha merecido más que ser concluida. Esto me lleva a pensar en la baja Navarra y La Rioja como tierras de transición entre la naturaleza potente con pueblos atractivos que se viven hasta Estella, y la cercana Castilla en que tendré todo lo contrario en cuanto al paisaje, pero dónde casi cada pueblo ofrecerá un atractivo, algo de interés.

El problema de la baja Navarra y La Rioja es que se perdieron ya los pueblecitos y los bosques sombreados, y aún no han llegado las atracciones culturales del camino castellano. Lo siento, pero lo viví así.

Estoy ahora en tierra para caminar, pero poco más. No obstante, el día concluyó en un magnífico alojamiento, el Albergue A la sombra de un laurel, de Navarrete. Muy cuidado, situado en la salida del pueblo, tranquilo, y con un buen jardín.

Saliendo al amanecer


Logroño

El cementerio de Navarrete


De Navarrete a Nájera

Distancia 16.900 mt.                         Desnivel + 345 mt.             Desnivel - 371 mt.

En alguna parte del Camino, llegando a Nájera

Hoy preveía camino monótono, como últimamente está siendo, dado que el paisaje sigue siendo el mismo y porque en el Camino no hay nada, ni siquiera una aldea, nada. Si queremos ver algo, o comprar alguna cosa, hay que desviarse a Ventosa o Mesón.

No obstante, y habiendo corroborado todo lo anterior, tengo que reconocer que hoy se han dado matices.

Por una parte, las viñas presentan por esta zona una paleta de colores muy variada, yendo desde el verde ya conocido hasta el rojo, pasando por ocres y marrones. Esto, en un horizonte ondulado y con el sol rasante de la mañana ofreció bellas vistas al inicio de la jornada.

Por otra, y siendo como ya he dicho que no se pasa por ningún pueblo, se ven unos cuantos, todos ellos con sus torres, cuyas campanas van aportando el único sonido en el silencio.

Sobre el silencio y las campanas podría hablar un rato; está siendo una de las sensaciones que me llevo de esta aventura: una campana que suena en la lejanía, y rompe el silencio sin que, a veces, pueda siquiera ver la torre que la soporta.

Llegando a Nájera, a unos 3 kilómetros del centro pero ya en su periferia, ras cruzar un puentecillo encuentro una pequeña zona arbolada con bancos, y decido que esta va a ser la parada del día, la que no pudo ser antes, y que aprovecho para comer algo y tomar estas notas. El único problema, el ruido del tráfico urbano.......

Los 3 kilómetros hasta Santa María la Real de Nájera empiezan feos, pero terminan mejor.

Saliendo se ve Ventosa a lo lejos


Nájera en lontananza














Santa María la Real, de Nájera





De Nájera a Santo Domingo de la Calzada

Distancia 21.000 mt.                         Desnivel + 446 mt.             Desnivel - 294 mt.

En Azofra, desayunando bien temprano

Nada más salir de Nájera se afronta un buen repecho, y a través de una trinchera se tiene la primera visión del paisaje de hoy: loma tras loma dónde se van perdiendo las vides en favor del secano. Tonos marrones, de nuevo.

Azofra se nos revela con su iglesia destacando por encima del caserío. Afrontamos una mezcal ondulante, de tendencia ascendente, de unos 10 kilómetros, hasta llegar a un alto desde el que se divisan las edificaciones del campo de golf de Cirueña. Pero antes.........

En ese alto un tipo aparca el coche en la pista y ofrece bebidas frías y golosinas, sin precio establecido, sujeto a la voluntad de los caminantes. ¡Una buena idea, llevada a cabo con generosidad!

Tres ese receso se afronta un baja-sube que nos deposita en una especie de giba, momento en el que ya se otea Santo Domingo de la Calzada, aunque no se debe olvidar que aún nos quedan unos cuantos kilómetros. Ojo, que estos paisajes abiertos engañan al ojo no entrenado.

 

Santo Domingo de la Calzada

Llego a este pueblo-calle ampliado, y lo transito pasando por el Albergue y la catedral de las gallinas, hasta que encuentro un bar, en el que me siento a la sombra. Como algo y bebo más.

Tras el descanso visito la catedral, y subo a la torre, lugar privilegiado para ver gran parte del camino de hoy, y del de mañana.


Azofra




Santo Domingo de la Calzada se ve desde lejos



 


De Santo Domingo de la Calzada a Belorado

Distancia 22.700 mt.                         Desnivel + 393 mt.             Desnivel - 268 mt.

 

En el último pueblo, Villamayor del Río

Pueblo de las res mentiras, porque no es una villa, ni es mayor, ni tiene río. Pero desde él quedan, tan sólo, 3 kilómetros a Belorado, fin de este primer tramo de mi Camino a Compostela.

Etapa bastante fea, un 90 % de ella por el carril de servicio de la N-120, así qeut todo ruido y civilización. Atra´s quedaron los silencios y las campanas.

Puede decir que, al menos, hay un pueblo cada 4 o 5 kilómetros: Redecilla del Camino, Castildelgado, Viloria de Rioja......todos ellos rememoran tiempos antiguos en sus nombres. Sin ir más lejos, en Castildelgado habrá unas quince casas, pero hay dos iglesias y un rollo jurisdiccional, pruebas irrefutables de un pasado mejor.

Por otra parte, en pueblos como Redecilla, con una única calle mencionada ya en el Codex Calixtinus, al pasar por dónde hace 1.000 años que no han dejado de pasar personas de toda condición, se siente algo especial.

 Llego a Belorado. Nada reseñable.

Castildelgado



Ya se ve Belorado.....

ENLACE A PARTE 2: CASTILLA

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